Opinión personal de un nuevo estudiante

(por Nahuel Lattessi)

            Mi experiencia personal parte de ser un alumno reciente de la carrera a distancia de Tec. En Programación y Diseño de Videojuegos. Hasta ahora, la misma me permite comentar que los alumnos que mayormente se inclinan por esta propuesta virtual son jóvenes (aunque sin desmerecer la presencia de gente adulta) que tienen un conocimiento informático por arriba de lo básico, que eligen la modalidad para poder estudiar sin tener que sacrificar otros estudios u otras actividades indispensables (como ser el trabajo). Aunque mayormente son alumnos de la provincia de Santa Fe, es de destacar que se ve una rica diversidad de geografías. Esta diversidad también se hace presente en cómo llegaron a la carrera, en su ocupación actual y en su experiencia en general. Justamente, como se planteó anteriormente, esta diversificación es lo que genera una mejor comunidad virtual, capaz de proporcionar a cada alumno a partir de la experiencia de los demás una cosmovisión ampliada.

            En este contexto, no deja de ser notorio que es la primera vez en el acercamiento de una gran cantidad de alumnos a este tipo de educación (yo incluido), lo cual hace notar que velocidad de la tecnología comparada con la velocidad de la adopción de la misma en la educación es mucho mayor, pasado de lo deseable, con lo que deberán pasar algunas generaciones antes de poder estar a la par. Sin embargo, y siendo esperanzador, ya se vislumbran ciertos cambios en la educación que busca adoptar las TICs en los entornos tradicionales como una pata más: se reparten computadoras entre los alumnos gracias a diversos programas gubernamentales, se utilizan sistemas web para el envío, realización y seguimiento de tareas, se posibilita la enseñanza virtual en cualquier parte del mundo (ver, por ejemplo, los ejemplos de la Khan Academy y el MITx), etc.

            Este acercamiento entre educación y TICs es fundamental ya que, como mencionamos en un artículo anterior, están involucradas en muchos aspectos de nuestra vida cotidiana, con lo que el conocer cómo funcionan, como realizan las tareas, como utilizaras, como hacerlas nuestras, es totalmente necesario para no sólo no ser “analfabetos digitales” si no porque su velocidad de crecimiento y expansión es tal que no tiene comparación.

            Comparativamente, se notan diferencias apreciables entre la educación “tradicional” y la propuesta por la educación a distancia y creo que, al menos con la tecnología y las capacidades actuales, no es reemplazable pero sí totalmente combinable. Los métodos de enseñanza actuales dependen muchas veces de la calidad del educador y no proporcionan de forma natural herramientas que ayuden al alumno a juntarse con sus pares para intercambiar y producir información educativa. ¡Hasta es posible que no la produzca nunca!

            Y es aquí donde se está generando la mayor revolución que cae como consecuencia del avance de la informática en general y de la masificación de la internet en particular: la horizontalidad de los actores, la producción colaborativa de conocimiento y la auto regulación de las comunidades entre sus pares. Estas nuevas reglas deben de hacerse presente en la educación junto con todos los cambios de paradigmas que se están viviendo actualmente, propiciados, nuevamente, por el avance informático: Distribución de contenidos culturales, libre acceso a la información, producción de la misma por la “masa” y no por personas u organismos “certificados”, etc.

            Recalcando, y para cerrar, creo que la propuesta de la UNL Virtual como plataforma y modelo educativo es un paso adelante, que proporciona un adecuado ambiente lleno de posibilidades para la educación a distancia, con las herramientas necesarias para poder conformar una verdadera comunidad educativa, con mayores posibilidades a primera vista que la educación más tradicional (especialmente, por la colaboración y participación activa de los mismos alumnos en el seguimiento de los contenidos, en las dudas de otros, etc.) y con un menor gasto de recursos que permite, también, poder tener un catálogo educativo ampliado, con propuestas (como ésta) que son inaccesibles o hasta inexistentes en gran parte del país.